viernes, 5 de julio de 2024

Historia de América/ José Enrique Rodó, Ariel y el americanismo

 



El uruguayo José Enrique Rodó fue uno de los grandes pensadores latinoamericanos de inicios del siglo XX, cuya prosa y pensamiento influyeron en varias generaciones. El movimiento de la Reforma Universitaria, de 1918 lo consideraba uno de sus “maestros de la juventud”.  Su obra cumbre fue Ariel, un ensayo filosófico basado en la obra “Calibán”, de Ernest Renan, poblado de guiños a personajes de “La tempestad”, de Shakespeare, en el cual Rodó advierte contra el utilitarismo y el avasallamiento de la cultura anglosajona, sobre todo la estadounidense.

 

Rodó y su mirada americana

 

Aristides Cajar Páez

     José Enrique Rodó Nació el 15 de julio de 1871 en Montevideo en el seno de una familia burguesa uruguaya.  Nada hacía sospechar entonces la estatura intelectual y moral que alcanzaría ni su papel como personaje clave en la historia el pensamiento latinoamericano.

 Rodó aprendió a leer a los 4 años, con la ayuda de su hermana, lo que lo convirtió en un ávido lector. Sin embargo, en la escuela no siempre fue un estudiante destacado. Comenzó a trabajar a los 14 años, tras la muerte de su padre, como ayudante en un estudio de escribanos.

Periodismo y literatura 

Se desempeñó también como periodista y a partir 1895 le empezaron a publicar poemas y artículos suyos en periódicos, así como algunos artículos de crítica literaria en la Revista Nacional de Literatura y Ciencias Sociales que fundó junto con otros intelectuales uruguayos.

     En algunos de sus ensayos, Rodó se propuso analizar algunos aspectos sobre el sentimiento de malestar de su época.

    No terminó sus estudios universitarios, aunque en 1898, debido a su fama de escritor y pensador, fue nombrado profesor de literatura en la Universidad de Montevideo. En 1900 publicó su obra maestra, Ariel, origen de una corriente de pensamiento llamada «arielismo», que llegaría a ser conocida en todo el continente y en Europa.

Política, viaje y muerte

      Rodó participó también en la política y fue miembro del Partido Colorado de José Batlle y Ordóñez; fue diputado por Montevideo en 1902, renunciando a su cargo, desilusionado de la realidad política de su país. En 1907 volvió a la política. Fue elegido diputado en 1908 y de nuevo en 1910.  Para entonces, su estado de ánimo y su salud ya no eran buenos.

    Cuando su condición se empeora, emprende un soñado viaje a Europa como corresponsal de la revista argentina Caras y Caretas. Rodó murió en el olvido en un hotel de Palermo (Sicilia) el 1 de mayo de 1917, a los 45 años de edad, no siendo trasladados sus restos a Montevideo hasta 1920.

     Los ensayos de Rodó, marcados por la defensa del americanismo y la crítica a la cultura norteamericana, fueron ampliamente difundidos. Su prosa y pensamiento influyeron en varias generaciones de toda América: el movimiento latinoamericano de la Reforma Universitaria, iniciado en 1918, lo consideraba uno de sus maestros de la juventud.




Ariel

   De su obra literaria y filosófica se destaca Ariel, un ensayo considerado como una de las obras de mayor influencia en el pensamiento latinoamericano, a pesar de ser una modesta copia de la obra Caliban (1878) de Ernest Renan, enmarcada en la corriente modernista de Rubén Darío, con el cual Rodó tuvo una abundante correspondencia.

     Es un texto breve dirigido sobre todo a la juventud hispanoamericana, para advertir contra el utilitarismo y contra lo que él consideraba el avasallamiento de la cultura anglosajona, sobre todo estadounidense. Utiliza personajes de la obra La tempestad de William Shakespeare: Próspero, Ariel y Calibán. En su ensayo, Próspero es un profesor que da un discurso de despedida a sus estudiantes, a través del cual Rodó expresa sus propias ideas. Ariel es una estatua presente en el lugar, que representa al ángel de lo puro, noble y bello, mientras que Caliban es el bárbaro inculto, pragmático, utilitarista, que Rodó identifica con el espíritu norteamericano.

    Rodó hace una exaltación de la cultura grecolatina y católica, de la que los pueblos latinoamericanos serían herederos, centrada en el espíritu y el sentimiento en contraposición de la cultura anglosajona, fría, racionalista, pragmática y simple, incompatible con el espíritu latinoamericano.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario