Simone de Beauvoir fue una filósofa, escritora y activista francesa del siglo XX, que estudió y abogó por los derechos de las mujeres y es considerada como una de las principales impulsoras de la llamada “segunda ola” del feminismo, marcando muchos de los conceptos y características que definen este movimiento hasta la actualidad.
La revolución de Beauvoir
Aristides
Cajar Páez
Un espíritu
libre. Una mente brillante e incisiva capaz de agitar conciencias y provocar
movimientos en muchas direcciones a la vez. Simone de Beauvoir es un personaje
imprescindible del siglo XX cuya sombra se sigue proyectando en pleno siglo
XXI. Beauvoir no deja indiferente a nadie y su vida y su obra siguen generando
tantas pasiones, amores y odios, como lo hizo en su tiempo.
Beauvoir nació
en 1908 en una familia de clase alta parisina en decadencia. Fue educada en
colegios privados cristianos, lo que marcaría su vida y su obra. En 1929
conoció al también filósofo Jean Paul Sartre en la Universidad de La Sorbona de
París, donde ambos estudiaban filosofía. Los dos establecieron una relación en
la que el mayor valor era la libertad de cada uno, incluso en el terreno
sexual. Buscaron un equilibrio que les permitiera gozar de esa libertad
individual y al mismo tiempo poder estar juntos. Su relación duró hasta la
muerte del filósofo en 1980.
Simone de
Beauvoir tuvo la meta de ser escritora desde muy joven. Escribir significaba
para ella un proyecto esencial de vida. Fue de alguna manera su medio para
conocer y comprender el mundo y contarlo tal y como ella lo sentía y veía.
Expresa su proceso de construcción de toda su vida, desde su niñez hasta su
vejez, poniéndose ella misma como su propio objeto de estudio.
Entre 1926 y
1930 compone los llamados “cuadernos de juventud” en donde cuenta los primeros
pasos de ese proceso de autoconocimiento y autoafirmación que le llevaría toda
la vida. En 1958 publica “Memorias de una joven formal”, donde consolida los
descubrimientos y reflexiones de esa etapa inicial de su vida.
En 1968 sale
a la luz “La mujer rota”, donde cuestiona la aceptación pasiva de algunas
mujeres al sometimiento frente al patriarcado. Esa actitud la denomina “mala
fe” que es un concepto central dentro de la filosofía existencialista.
En “La
Plenitud de la vida”, explica las razones de su rechazo al matrimonio y el por
qué su relación con Sartre no estaba destinada a procrear o a prolongarse en
otra vida.
El segundo sexo
Su obra más
emblemática y la que la marcaría para siempre sería sin embargo “El segundo
sexo”, publicada en 1949. Puede decirse que con esta obra se inaugura la
llamada “segunda ola “del feminismo, distinta de la que se había experimentado
a principios del siglo XX, conocida como “sufragismo”, precisamente por abogar
por el derecho al voto para las mujeres.
Beauvoir
afirma en El segundo sexo, que la lucha feminista es paralela a la lucha de
clases, dentro de la concepción Marxista a la cual adhería. También analiza el
concepto de “el otro” en donde se ubicaba a la mujer. “El más mediocre de los
hombres se considera un semidios ante las mujeres”, decía. Ciencia, historia y
mitología las definió como construcciones culturales que han hecho posible esta
denominada “alteridad disfuncional”: a las niñas se las educa de manera
diferente que a los niños, a estos se les fomenta la independencia y la
represión de los sentimientos, esto es lo que ella define como “alteridad”.
El género es
una construcción cultural sobre el sexo, dice. No hay una esencia femenina que
caracterice a una mujer como tal. La
cultura y la sociedad son los que determinan los roles de esposa y madre, que
no son naturales, asegura. “No se nace mujer, se llega a serlo”, según dice en
una de sus más famosas frases.
Plantea el
concepto de “conciencia feminista”, un término ligado a la “conciencia de
clase” del Marxismo.
Beauvoir
identifica al sistema patriarcal como la base sobre la que se sustentan todos
los demás sistemas de dominación, como la raza, la clase social, la religión
etc. Por tanto, sostiene que no puede haber verdadera liberación de las mujeres
si no se destruye el patriarcado. La relación entre los sexos es una relación
de dominación de los varones sobre las mujeres. El proceso histórico de
sometimiento se revierte con la liberación de la mujer.
Y esta
liberación se concibe a través de varios principios: en primer lugar, la mujer
debe lograr una independencia económica. El segundo principio postula que debe
tratarse de una lucha colectiva. Y se deben superar las restricciones que le
imponen a la mujer la educación y las costumbres.
Beauvoir
murió en 1986, a los 78 años y está enterrada junto con Jean Paul Sartre en el
cementerio de Montparnasse, en París.
Referencia:
Beauvoir,
S. El segundo sexo, prólogo de María Moreno, traducción de Juan G. Puente,
Buenos Aires, Sudamericana, 1999.
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