Las primeras “guerras mundiales" no fueron las grandes guerras que padeció el mundo entre 1914 y 1945. En el siglo XVIII se libraron dos grandes contiendas que afectarían por primera vez en la historia territorios a escala global. Hablamos de la Guerra de sucesión austriaca y la Guerra de los siete años que, entre otros, provocaron la revolución norteamericana que inauguró a los Estados Unidos, la Revolución Francesa, las independencias hispanoamericanas y la derrota del imperio francés en India y Canadá. Esos dos conflictos sembraron el germen de los nacionalismos y los fascismos que estallarían más tarde, en la primera mitad del siglo XX.
Un mundo en guerra
Aristides Cajar Páez
La primera guerra que arrastró a regiones y países de casi
todo el mundo a una confrontación armada fue, sin duda, la Guerra de Sucesión
Austriaca. Fue conocida también por otros nombres como “Guerra de la Pragmática”,
“Guerra de la Pragmática Sanción”, o “Guerra del rey Jorge”, como se le llamó
en Inglaterra por sus consecuencias en los territorios británicos en América.
Como su nombre más conocido indica, todo empezó con un
problema surgido sobre la cuestión del derecho de sucesión de María Teresa I de
Austria a la soberanía del Sacro Imperio Romano Germánico, tras la muerte de su
padre, el emperador Carlos VI.
María Teresa I de Austria. |
El problema de la sucesión austriaca
Los territorios dominados por la casa de los Habsburgo, que
era entonces el caso de Austria y el Sacro Imperio, estaban regidos por la Ley
Sálica, la cual impedía la sucesión femenina al trono imperial. Estando aún en vida
el emperador Carlos VI promulgó una disposición conocida como la Pragmática
Sanción de 1713, que aseguraba que las posesiones de los Habsburgo podían ser
heredadas por una mujer. A la muerte del emperador Carlos VI en 1740, la línea
de sucesión masculina de los Habsburgos había quedado extinta. Por lo tanto, los
dominios de los Habsburgo debían pasar a su hija de 23 años, María Teresa I.
Sin embargo, los príncipes alemanes (Sajonia, Prusia,
Baviera) rechazaron la Pragmática Sanción y buscaron dividirse la herencia de
los Habsburgo. El príncipe elector de Baviera, un primo de los Habsburgo,
esperaba ser elegido Sacro Emperador Romano. Sin embargo, Federico II el
Grande, quien acababa de heredar el trono de Prusia, en diciembre de 1740, invadió
súbitamente la provincia Habsburgo de Silesia.
En la Guerra de Sucesión Austriaca que siguió se alinearon
Inglaterra, las Provincias Unidas y Austria a favor de los derechos de María
Teresa I de Austria. Mientras que Francia, España, Sajonia, Prusia, Baviera y
Cerdeña se encontraban en el otro bando.
Una guerra de guerras
La Guerra de Sucesión Austriaca abarcó varios conflictos
bélicos según zonas geográficas:
-Guerra del Rey Jorge en América del Norte (1744–1748),
- «Guerra de la Oreja
de Jenkins» o «Guerra del Asiento» en América y el Caribe (1739–1748) entre
España e Inglaterra.
-Primera Guerra Carnática en la costa oriental de India
(1744 y 1748).
-Insurrección jacobita de 1745 en Gran Bretaña.
-Primera Guerra de Silesia (1740– 1742).
-Segunda Guerra de Silesia (1744–1745).
Tratado de Aquisgrán (1748)
En 1748 se firmó el Tratado de Aquisgrán que contenía los
términos de la paz. Aunque María Teresa no
consiguió acceder directamente al trono imperial, su esposo Francisco Esteban
de Lorraine fue reconocido como Sacro Emperador Romano, pero debió entregar
Parma y otros pequeños territorios al norte de Italia a Felipe, el segundo hijo
de Isabel de Farnesio, la aristócrata italiana, segunda esposa del rey Felipe V
de España.
En el tratado de paz se ratificó la pérdida de Silesia por
la cual María Teresa recibió una modesta compensación. La nueva provincia
adquirida por Prusia aportó no solo un incremento de la población, sino también
una importante industria textil y grandes depósitos de carbón y hierro.
En el sur de la India, entre tanto, la británica Compañía Oriental de
las Indias Orientales y la francesa luchaban entre sí por tomar partido en las
rivalidades de los príncipes indios.
Para 1751 el administrador francés Joseph Dupleix ganó el
primer enfrentamiento en la batalla por la supremacía en la India. Entonces los
ingleses decidieron tomar la iniciativa, encabezados por Robert Clive. Pese a
su posición entonces ventajosa, los franceses ordenaron el regreso de Dupleix a
Francia, para no involucrar costosos recursos en esa política agresiva.
Batalla de Quebec. |
La Guerra de los siete años
La paz
de Aquisgrán no duró mucho. En 1756, estalló la llamada Guerra de los Siete
Años, la cual volvió a comprometer en un conflicto bélico internacional a las
potencias europeas.
El
conflicto se produjo debido al deseo de Austria, sobre todo por parte de la
reina María Teresa, de recobrar el control de Silesia y al enfrentamiento entre
Francia y Gran Bretaña en relación a la constitución de un imperio colonial en
la India y en América.
Gran
Bretaña y Prusia tenían una alianza defensiva que hizo frente a una coalición
entre Francia, Austria y sus aliados
Las
hostilidades estallaron en 1757, pero en realidad se trató de dos guerras
simultáneas. Por un lado, Francia e Inglaterra lucharon en el mar, en las
colonias y en el oeste de Alemania. Por otro, Prusia se enfrentó a Austria y a
la coalición de aliados en el este de Alemania.
En
Alemania, los austríacos y los franceses, a los que se unieron los príncipes
alemanes, Rusia y Suecia en 1757, lograron, en un principio, ciertos éxitos,
pero Federico II cambió la balanza con una serie de victorias. La primera se
produjo en Rossbach, seguida por la batalla de Leuthen.
Los
franceses optaron por centrarse en la guerra del oeste, por lo que la única
preocupación de Prusia era Rusia, a la que derrotó en Zorndorf en 1758. No
obstante, los rusos y los austríacos se unieron en la batalla de Kunersdorf en
1759, derrotaron a las tropas prusianas y ocuparon Berlín.
Federico
II se salvó del desastre por la ascensión al trono del emperador Pedro III de
Rusia en 1762, quien firmó la paz por separado con Prusia. Además, el monarca
alemán recuperó Pomerania tras suscribir el fin de la guerra con Suecia. Por
último, la victoria de Burkersdorf en 1762 le permitió recuperar Silesia.
En el mar y en las colonias, la victoria británica fue total: tomaron Quebec, en Canadá, tras la batalla de las llanuras de Abraham en 1760 y consiguieron la capitulación de Pondicherry, India, en 1761. Ante ello, Francia logró la alianza de España en 1761 mediante el Tercer Pacto de Familia. Pero ambos países fueron derrotados con la toma británica de Florida, La Habana y Manila en 1762, aunque los españoles consiguieron conquistar Sacramento.
La paz ¿total?
La llamada
“paz total” llegó tras la firma del tratado de Hubertsburg el 15 de febrero de
1763. El pacto mantuvo el statu quo en Alemania, y confirmó a Prusia
como gran potencia de la época. Por otra parte, el tratado de París, suscrito el
10 de febrero de ese mismo año había privado a Francia de la mayor parte de su
imperio, en especial en Canadá y la India, en provecho de los británicos. A su
vez, los españoles perdieron los privilegios comerciales de la Florida, pero lograron
conseguir una parte del territorio de Luisiana.
La
guerra de los siete años fue una de las principales causas de la crisis
económica en Europa que desencadenó la Revolución de las Trece Colonias
Británicas en 1765, y la Revolución Francesa en 1789, y por extensión, todas
las revoluciones e insurrecciones en América y Europa influenciadas por estas,
y sembró además un creciente sentimiento nacionalista en Austria y Alemania que
sería una semilla ideológica de los movimientos fascistas y totalitarios en el
siglo XX.
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