Simón Bolívar quería fundar una gran confederación o unión de países hispanoamericanos que pudiera competir de igual a igual con los imperios europeos o con los nacientes Estados Unidos, a los que veía como una amenaza para el resto del continente americano. Para concretar este sueño, convocó una reunión en Panamá, en el año 1826, a la cual él no asistió. Delegados de 12 países sí participaron. Ausencias, retrasos y la presencia de observadores estadounidenses desvirtuaron el propósito del encuentro.
Un sueño malogrado
Aristides Cajar Páez
Se conoce como Congreso Anfictiónico de Panamá al encuentro
de representantes o congresistas de las Repúblicas hispanoamericanas que recién
estrenaban su independencia del imperio español, la cual fue convocada por Simón
Bolívar y que tuvo lugar a mediados de la década de 1820.
Esta reunión se celebró en la ciudad de Panamá, entonces
parte de la Gran Colombia, y su instalación se llevó a cabo el 22 de junio de
1826. Las sesiones se extenderían hasta el 15 de julio del mismo año. La
palabra anfictiónico, anfictiónica o anfictionía, proviene de los antiguos griegos,
y significa aproximadamente “fundación conjunta”. Bajo
esta denominación, los griegos celebraban asambleas en las que participaban delegados
de las ciudades para tratar asuntos de interés común. La anfictionía de Delfos
fue una de las más conocidas.
Bolívar había convocado el congreso el 7 de diciembre de 1824 cuando se encontraba en Lima, Perú, durante la última fase de su campaña contra los realistas. Su idea era fundamentar su proyecto hispanoamericanista, que consistía en la creación de una gran unión supranacional con las antiguas regiones, o provincias que habían formado parta de imperio español, de tal suerte de conformar una poderosa mancomunidad capaz de enfrentar exitosamente a las antiguas potencias europeas y sobre todo, a la naciente potencia estadounidense.
La liga anfictiónica
Bolívar confiaba en un destino grandioso para las naciones del sur del continente y planteaba una serie de principios para que esto se pudiera llevar a cabo. Creía que existía una solución para superar las diferencias nacionales entre los diferentes territorios que integraban las antiguas colonias españolas en América y lograr la unidad.
Con esto en mente, Bolívar se propuso crear una “Liga Hispanoamericana” o “Anfictiónica” cuya sede o capital sería Panamá.
Posteriormente Quito o Guayaquil serían incluidas como posibles candidatas a esa distinción también.
Lo que el libertador buscaba en un primer momento era crear
una unión fuerte que pudiera hacer frente a las asechanzas de las viejas
potencias europeas que deseen reconquistar los territorios perdidos u otras que
quieran hacer los suyos a expensas de la debilidad de los estados recién
nacidos. Esta amenaza era cierta, por cuanto la llamada Santa Alianza, conformada
por varios países europeos continentales de religión católica, ya hacían planes
para la reconquista de los territorios americanos.
Bolívar había descartado de salida la supremacía de una
nación sobre otras o que alguna se arrogara la potestad de salvaguardar o
proteger a las demás, como planteaban o pretendían los estadounidenses. Su
propuesta bebía más bien de raíces clásicas europeas, como las antiguas ligas
que existieron en el ámbito del mar Egeo, como las ligas de Delos o de Corinto,
que eran más bien federaciones supranacionales o alianzas que creaban un
espacio y una defensa común de seguridad e intereses.
En su famosa Carta de Jamaica de septiembre de 1815, Bolívar
ya esbozaba sus aspiraciones, incluso comparando a Panamá con el Corinto
griego, como lugar central para su imaginada unión.
La cultura y la lengua comunes también resaltaban en la idea
de Bolívar, lo que tácitamente descartaba la inclusión en tal alianza de los
países de América del Norte.
Incluso propuso y
definió el establecimiento de una fuerza militar supranacional que velara por
la defensa de la liga, considerando un número de hasta cien mil soldados para
defenderla. La cifra fue rebajada posteriormente a 20 mil.
Algunas de estas ideas formaban parte de la agenda que sería
discutida en el Congreso de Panamá.
El Congreso
La sesión inaugural contó con la presencia de delegados de
cuatro repúblicas: Colombia, Guatemala, México y Perú; cuya presencia equivaldría
a las actuales, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú, Venezuela, México, Guatemala,
Honduras, Costa Rica, El Salvador y Nicaragua, once en total. También
asistieron observadores de los Estados Unidos, Reino Unido, Brasil y Holanda.
La inclusión de Estados Unidos en la cita desvió la
intención original, diluyendo el propósito del encuentro.
Además, algunas delegaciones no llegaron a la cita o
decidieron de plano no asistir, como la de las Provincias Unidas del Río de la
Plata, actual Argentina, con lo cual el evento se deslució aún más.
Del total de 12 congresistas que viajaron a Panamá, falleció
uno de los dos observadores norteamericanos, cuya muerte se produjo cuando se
desplazaba de Bogotá a Cartagena. El otro, llegó cuando el congreso ya había
finalizado.
Pese a las buenas intenciones, el congreso no logró los
objetivos esperados por Bolívar, limitándose a formular algunas declaraciones generales.
La siguiente reunión
anfictiónica se celebraría en México, pero ya bajo otro espíritu totalmente
distinto.
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