lunes, 8 de mayo de 2023

Universal/ Cuando la URSS venció a Hitler



Hitler lanzó una ofensiva hacia el frente oriental el 1941, resuelto a aniquilar a la Unión Soviética. Sin embargo, sus ejércitos se estrellaron contra una muralla de resistencia sin par y el ‘General Invierno’. El contraataque soviético no pararía hasta tomar Berlín y hacer ondear la bandera de la hoz y el martillo sobre el Reichstag, el 2 de mayo de 1945

 

Un día de victoria

 

Aristides Cajar Páez

Es probable que Adolf Hitler jamás hubiese imaginado un escenario peor para el final de su régimen que verse rodeado por los cuatro costados por tropas de la Unión Soviética marchando triunfantes sobre Berlín.

Sin embargo, ese exactamente fue el panorama de aquel 2 de mayo de 1945 cuando las avanzadas de la URSS lograron la rendición de las últimas resistencias alemanas en la capital del Tercer Reich.

¿Cómo pudo pasar? El triunfalismo, errores de cálculo, confianza excesiva y la arrogancia en el convencimiento de la superioridad incuestionable de las fuerzas de Alemania bajo la ideología nazi, tuvieron mucho que ver.

El principio del fin

Confiando en una rápida victoria en el frente oriental, Hitler se lanzó a la conquista de la Unión Soviética, haciendo trizas las prevenciones y los acuerdos que Stalin había intentado establecer con los alemanes en vísperas de la guerra, a fin de evitar una invasión.

Prefigurada ya en las paginas de “Mi lucha”, Hitler no había renunciado a su idea de expandirse hacia el este y aplastar a los soviéticos. Deterioradas las relaciones con Moscú, decidió lanzar en el verano de 1941 la llamada ‘Operación Barbarroja’. Esta maniobra implicó la movilización de unos tres millones de hombres en tres direcciones: Leningrado en el norte, Moscú, en el centro, y Ucrania en el sur.

Aunque los alemanes tuvieron un relativo éxito inicial con la conquista de Ucrania, Moscú y Leningrado resultaron objetivos imposibles de rendir.

Stalin no se esperaba una arremetida alemana de estas dimensiones, por lo cual la Unión Soviética no estaba preparada para una invasión.

Siguiendo una táctica de “tierra arrasada”, los soviéticos se replegaron hacia el este, mientras iban destruyendo todo lo que había a su paso, a fin de no dejar nada, ni alimentos ni refugios para las tropas invasoras.

Los alemanes pensaron que esta retirada confirmaba el éxito de su operación, pero se equivocaban. Cada vez más se iban encontrando con una resistencia encarnizada. La gente común les negaba apoyo y en cambio les resistía hasta su último aliento, tropas hambrientas y desarrapadas los emboscaban en los lugares menos pensados, ejércitos de hombres esqueléticos, que parecían muertos vivientes e impresionaron a los nazis, se lanzaban suicidas hacia las formaciones alemanas con cualquier cosa que tuvieran a la mano.

El avance alemán se iba retrasando y la victoria pensada para unos meses se prolongaba, avecinándose el crudo invierno, particularmente severo en los territorios de la URSS. Los alemanes no estaban preparados para esa eventualidad y Berlín se negó tercamente a atender los pedidos de ayuda de las tropas en terreno.

El contraataque soviético no tardó en llegar, con la batalla de Stalingrado en 1943 como uno de los eventos más épicos de esa contienda. La situación empezó a revertirse a partir de ese momento. Los alemanes se retiraban, huían de aquel infierno gélido perseguidos por innumerables efectivos y tanques soviéticos.

La invasión alemana a la URSS y la resistencia de sus tropas hicieron que los británicos, que se habían quedado solos en el frente occidental, pidieran ayuda a Estados Unidos para así forjar una alianza capaz de derrotar definitivamente a los nazis.

Así se llegó a 1945, con una Alemania prácticamente ocupada y con Hitler y su Estado Mayor resistiendo en su bunker en Berlín.

Cuando la derrota de los alemanes parecía inminente e inevitable, Hitler, reacio a rendirse, decidió suicidarse el 30 de abril. El 2 de mayo las tropas soviéticas entraban a la ciudad. Una semana más tarde se acordaba la rendición definitiva de los alemanes. El águila nazi finalmente había caído.

Los soviéticos celebraron el Día de la Victoria con grandes desfiles militares para conmemorar su triunfo sobre las huestes de Hitler, en ocasiones y años específicos, hasta la década de 1990, cuando, después de la desintegración de la Unión Soviética, el entonces presidente de la Federación Rusa, Boris Yeltsin, decidió conmemorarlo todos los años.

Durante la era de Vladimir Putin, el desfile ha cobrado un especial significado, como una demostración de un poderío militar renacido y desafiante, con miras a garantizar un espacio relevante para Rusia en el contexto geopolítico mundial del siglo XXI.

En el año 2023, la conmemoración está marcada por la invasión rusa a Ucrania.

 

Referencias:

Béjar, María Dolores Historia del siglo XX: Europa, América, Asia, África y Oceanía.1ª ed.Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2015. (Biblioteca básica de historia // Dirigida por Luis Alberto Romero).

 

Hobsbawn, E. Historia del siglo XX. 1994: E. J. Hobsbawm © 1998 de la traducción castellana para España y América: CRÍTICA (Grijalbo Mondadori, S.A.), Av. Belgrano 1256, (1093) Buenos Aires – Argentina.

 

Fazio Vcngoa, Hugo Antonio, 1956- Rusia en el largo Siglo XX : entre la modernización y la globalización / Hugo Fazio Vengoa. - Bogotá : Universidad de los Andes, Facultad de Ciencias Sociales, Departamento de Historia, CESO, Ediciones Uniandes, c2005.

 

 

 

 

 

 

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