El mismo año que se inauguró el Canal, una tragedia que aún resuena vistió de luto a los panameños. Se trató del estallido e incendio de El Polvorín, el edificio donde se almacenaban la pólvora y los explosivos de la ciudad. Seis bomberos y seis policías murieron tratando de evitar que el fuego se propagara. Su memoria se honra cada 5 de mayo
El estallido
Aristides Cajar Páez
Esta cajilla hacía parte del equipo de alarma conocido como
“Sistema Automático Gamewell”, consistente en timbres y campanas en puntos
específicos de la ciudad, que el país había adquirido e instalado justo el año
anterior para lograr un mejor alcance y atención de las emergencias.
Una segunda alarma se dio a las 3:10 y ya los bomberos de
Calidonia, la estación más cercana, ubicaban el lugar del incendio y se
aprestaban a iniciar las labores de extinción. La situación era grave. Cuando los bomberos llegaron al sitio del siniestro, el fuego había consumido la mayor parte del
edificio y el techo estaba en llamas. El fuego afectaba nada menos que al deposito
donde se almacenaba la pólvora y los explosivos de la ciudad, conocido como El Polvorín.
Sobre la ciudad, una humareda espesa como una neblina
acentuaba la oscuridad.
De pronto, se escuchó por toda la urbe una detonación
atronadora. De golpe, todos los habitantes de Panamá quedaron despiertos y
conmocionados, sin saber qué era lo que acababa de pasar.
El edificio había
volado por los aires y arrojó escombros incendiados por doquier. Los árboles de
las cercanías habían quedado doblados por la onda expansiva que también
destrozó ventanas y causo daños a otros inmuebles e incluso afectó el material
de rodadura de las calles aledañas.
La plaza de toros y la casa de campo del José Gabriel Duque,
dueño del diario La Estrella de Panamá en aquella época, resultaron muy dañadas
por el siniestro. La pareja de cuidadores de la Plaza de Toros murió a causa de la explosión.
Por encontrarse justo frente al lugar del siniestro, bomberos y
policías que habían acudido al llamado de auxilio fueron los más
afectados. Sin embargo, aquello no detuvo sus
esfuerzos y lograron contener las llamas que amenazaban con esparcirse por las
cuadras cercanas. El peligro era grande, puesto que en aquella época, la
mayoría de los inmuebles de la ciudad era de madera, material muy combustible
en una ciudad que ya había padecido grandes y graves incendios a lo largo de su
historia.
El 2 de febrero del año de 1737 tres cuartas partes de la
ciudad ardieron en lo que se conoció como el Fuego Grande. Las construcciones
en madera y lo juntas que estaban las casas, entrelazadas unas con otras, contribuyeron a ese desastre.
En 1756, diecinueve años más tarde, en el llamado Fuego
Chico, la ciudad padeció otro incendio muy similar pero que produjo menos daños.
Héroes
En el estallido e incendio de El Polvorín de 1914, cayeron en cumplimiento
del deber los bomberos Félix Antonio Álvarez, Luis de Basach, Juan Bautista
Beltrán, Luis Buitrago, Faustino Rueda y Alonso Teleche.
De igual manera resultaron gravemente heridos durante aquella
jornada otros 10 bomberos: el Comandante Darío Vallarino; el Mayor Florencio
Arosemena Icaza; el Capitán de La Guardia Permanente, Domingo Vásquez; el
Capitán Ernesto Arosemena; el Sargento Zenón Ramírez Coco; el Sargento
Francisco Díez, José Thompson, Antonio Jiménez, Juan Antonio Porras y Sergio Pérez.
Entre tanto, los policías fallecidos en aquella fecha fueron
Manuel Pérez y Esteban Sibauste (vigilantes), Fidel Arosemena, Octavio Palma,
Estanislao Guzmán y Oliver Herrera (agentes).
Nunca se ha establecido con claridad cual pudo ser la causa
del incendio. Las hipótesis son variadas, desde el mal manejo en el
almacenamiento de los explosivos, las condiciones precarias del inmueble, el descuido, y
hasta la posible existencia de una mano criminal.
Memoria
El famoso monumento del obelisco (que da nombre a la plaza
circundante) que hoy se yergue frente a la antigua estación del ferrocarril,
sede del Museo Antropológico Reina Torres de Arauz, justo a la entrada del
paseo peatonal de la Avenida Central, honra la memoria de estos héroes. Fue inaugurado
por el Presidente Belisario Porras, en 1916, dos años después de la tragedia.
Pero otro monumento, más modesto, este ubicado a un costado del Hospital Santa
Fe, donde la avenida Transístmica muta en Avenida Nacional, marca el sitio
exacto donde este hecho funesto ocurrió realmente.
Los bomberos de Panamá honran cada año a sus héroes durante
esta fecha.
Referencias:.
Benemérito Cuerpo de Bomberos de Panamá/ Historia.
Diario La Estrella de Panamá/ Archivos.
Confederación de Cuerpos de Bomberos del Istmo
Centroamericano. (CCBICA)
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